Tuesday, August 07, 2007

 

¿Por qué el crimen es organizado?

La idea generalizada sobre la delincuencia organizada es que se trata de un grupo de criminales pertenecientes a una estructura jerárquica piramidal, que se reúnen constantemente con el objetivo de llevar a cabo actividades ilícitas que les reportan ganancias económicas. En otras palabras, un conjunto de criminales divididos en el capo o jefe máximo, jefes intermedios y operadores que constantemente están planeando y ejecutando delitos.

La idea popularizada por la película “El Padrino” de Francis Ford Coppola (Paramount 1972) es la existencia de una “familia” criminal dirigida por un Capo a quien rinden cuentas de toda actividad delictiva en un área específica de la ciudad. Las noticias difundidas por los medios de comunicación desde los años 80 del siglo pasado han reafirmado esta noción al dar la mayor importancia a la persona acusada de encabezar a los grupos delictivos. Así hemos visto desfilar por la notoriedad de la infamia los apellidos Caro Quintero, Fonseca, Félix Gallardo, Esparragosa Moreno, Carrillo Fuentes, Guzmán Loera. Aún hoy muchas de las organizaciones criminales son identificadas por los apellidos de su líder: el cartel de los Arellano Félix o el cartel del “Mayo” Zambada.

Esto ha traído como consecuencia que la acción gubernamental de combate a la organización criminal dedique muchos esfuerzos al encarcelamiento de quien se sospecha es la cabeza del cartel. Y cuando esto se logra, una y otra vez se ha comprobado que el grupo delictivo se reorganiza y trata de adaptarse a las nuevas circunstancias.

El problema radica en suponer que el crimen es organizado por que tiene una especie de estructura similar a las instituciones públicas o privadas, en las cuales los canales de mando, comunicación y ejecución están plenamente definidos. O bien, asumir que la organización clásica de la mafia aún se encuentra vigente. La realidad es mucho más compleja que ello.

También en 1972 Donald Cressey escribió su obra esencial en materia de crimen organizado (Criminal organization, Londres), en la cual adelanta la idea de que dichos grupos delictivos pueden operar como células individuales pero que también se estructuran en “organismos” más complejos. Estas células pueden ser: a) Grupo de Comisionados, que se encargan de coordinar las actividades de un grupo delictivo; b) Ejecutores; c) Corruptores; d) Estrategas; e) Tácticos; y f) Guías. Estas formas de organización pueden existir independientemente del resto.

En nuestro país, el narcotráfico ha demostrado la complejidad, resistencia y flexibilidad de la delincuencia organizada. Su perseverante existencia es prueba de sus tres objetivos principales: la ganancia económica, evadir la acción de las autoridades y disfrazarse de legalidad. Para lograrlo recurre a dos vías esenciales, la violencia y la corrupción.

Para enfrentar este fenómeno, las instituciones han optado mayormente por combatir los efectos producidos por las estructuras criminales: erradicación de cultivos, aseguramientos de productos piratas, destrucción de narcóticos. En muy pocos casos las estructuras financieras o económicas son investigadas y sus partícipes llevados a juicio.

Además de los problemas de corrupción e ineficiencias, el Ministerio Público enfrenta problemas de diseño en la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada. Desde su promulgación en 1996 se han señalado distintas deficiencias, entre las que destacan la falta de claridad al definir los delitos, la disminución de los derechos constitucionales de los acusados y la ausencia de herramientas eficaces para la investigación de esta clase de crímenes.

A más de diez años de su existencia, se vuelve cada vez más necesario discutir y aprobar una nueva Ley de la materia. De ello depende la viabilidad de nuestro todavía necesitado de consolidación, Estado de Derecho.

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