Friday, August 10, 2012

 

Aurora: Villanos y Héroes

Han pasado semanas desde el tiroteo en el cine donde se estrenaba la tercera parte de la nueva saga de Batman, en Aurora, Colorado, y nada se sabe con certeza de los motivos del asesino. En la naturaleza humana está arraigada la curiosidad de saber por qué suceden las cosas y cuando no lo sabemos a ciencia cierta, tendemos a suponer y especular. Con los pocos datos a la mano, desde un inicio se trazaron líneas comunicantes entre ellos. Los primeros especuladores intentaron vincular el atuendo del homicida y el lugar de la escena del delito con los personajes de la película que se exhibía, así como sus orígenes en los cómics. Como escribió un tuitero el fin de semana siguiente al atentado, al comentar la decisión de algunas salas cinematográficas, "un tipo armado y disfrazado dispara contra una multitud...hay que prohibir los disfraces". El mismo día de los asesinatos, el Jefe de Policía de Nueva York divulgaba que la persona detenida dentro de su coche en el estacionamiento del cine les confesó a los oficiales de Aurora que era el Guasón, e incluso señaló que una vez detenido, imitaba la risa de ese personaje. También se supo, de acuerdo con el testimonio de algunas víctimas, que antes de abrir fuego, el atacante anunció que él era el Guasón. Esta información fue retomada por Fox News, e incluso el New York Post agregó el dato de que se había pintado el cuerpo de rojo, cuestión que quedó resuelta el lunes 23, cuando fue presentado ante el Juez con varios tonos de naranja en su cabellera. La conexión en el imaginario colectivo estaba hecha: de alguna manera, el homicida está influido por Batman y el Guasón. Incluso, no faltó quien el mismo día de los hechos adelantó su especulación y mostraba las viñetas exactas en las que el asesino en masa pudo haberse inspirado (Sean Higgins en The Washington Examiner). Si bien es cierto que el impulso por encontrar explicaciones no ha sido unánime en responsabilizar a los personajes y los medios en los que se desarrolla (cómics, tv, películas, caricaturas, video-juegos), también lo es que el enojo y la frustración encuentran responsables. Como el articulista del Washington Times, Charles Hurt, quien acusa al actor Christian Bale, al director Christopher Nolan y a la empresa Warner Brothers de ser los arquitectos e inspiración de la masacre. Por ahora, la atención se centra en adivinar si la defensa del presunto homicida se basará en demostrar que es sicótico o bien si la fiscalía tratará de acreditar que es sicópata. Si resulta ser sicótico, entonces estará afectado por una enfermedad mental caracterizada por el menoscabo o supresión de la vida psíquica normal, que trae como consecuencia un alejamiento de la realidad y que puede incluir la existencia de alucinaciones o delirios (Dzib y Ordoñez, 2010). Desde el punto de vista legal norteamericano, un enfermo de psicosis no puede ser responsable de un crimen ya que no distingue entre el bien y el mal. Consecuencias distintas tendrá el declararlo sicópata. La personalidad psicopática manifiesta deterioro de la afectividad y las relaciones personales, así como un estilo de vida antisocial e inestable (Arias y Ostrosky-Solís, 2008). Un sicópata es ajeno a la empatía y no siente remordimiento en su interactuar con otras personas, a quienes considera objetos a ser utilizados para satisfacer sus intereses. Es importante señalar que, según la teoría tradicional, las personalidades psicopáticas no son enfermedades. En consecuencia, para muchos criminalistas, estos individuos pueden ser sujetos a juicio penal. Curiosamente, esta misma pregunta se ha hecho respecto del Guasón. En 2011, los psiquiatras forenses Eric Bender, Praveen Kambam y Vasilis Pozios, publicaron un artículo en el New York Times donde criticaban a los escritores de la editorial DC Comics por emplear incorrectamente los términos sicótico y sicópata en sus referencias al Guasón. Incluso este año han dado conferencias argumentando que los autores de las historietas de Batman se refieren al Guasón como “enfermo mental”, cuando de las propias aventuras de los personajes se refleja que este villano no tiene síntomas de esquizofrenia o algún otro desorden. Parece pues que, de acuerdo con la forma en que han actuado, ni el asesino de Aurora ni el Guasón son enfermos mentales. Independientemente de los escandalosos resultados que provocan sus conductas violentas, estas no constituyen ataques impulsivos sino agresiones premeditadas, predatorias o proactivas que se caracterizan por realizar actos planeados, controlados y sin contenido emocional definido. Y según los resultados obtenidos por Arias y Ostrosky-Solís, los agresores premeditados presentan un mayor número de rasgos y conductas psicopáticas que los agresores impulsivos. La diferencia radica en que el asesino en masa enfrentará en los próximos días la audiencia en la cual se le hará saber la acusación que la Fiscalía del Condado de Arapahoe presenta en su contra, con lo que darán inicio los procedimientos que pueden llevarlo, incluso, a la pena de muerte; mientras que el Guasón hará en octubre su regreso triunfal al universo renovado de héroes y villanos de DC Comics. El sitio web de la editorial informó el pasado 2 de julio que, de acuerdo al escritor Scott Snyder, a partir del número 13 de Batman veremos un Guasón completamente desatado. Ya lo hemos visto así. Desatado y simplón con César Romero, desatado y grosero con Jack Nicholson, desatado y perturbador con Heath Ledger, desatado y risueño en las caricaturas y video-juegos con la voz de Mark Hamill. Desde que fue creado por Jerry Robinson en 1940, el Guasón ha tenido diversas interpretaciones. Como lo hace decir Alan Moore en La Broma Mortal, “si voy a tener un pasado, prefiero que sea de opción múltiple”. En esa misma aventura, al enfrentarse Batman y el Guasón en el momento culminante de la historia, en lugar de agarrarse a golpes, el héroe le ofrece al villano ayudarlo a rehabilitarse para que no terminen matándose el uno al otro. La respuesta del antagonista es “no, lo siento, ya es tarde, es demasiado tarde”. A continuación le dice que la situación le recuerda un chiste. Estaban dos tipos en un asilo y deciden que ya no quieren vivir ahí. En la fuga llegan a la azotea y se dan cuenta que deben brincar al siguiente edificio para huir, pero no saben cómo hacerlo pues la distancia es considerable. Uno dice, no hay problema, traigo mi lámpara, la enciendo, la dirijo al siguiente edificio y tú brincas sobre el haz de luz. El otro le contesta, ¿crees que estoy loco? A mitad del camino vas a apagarla.

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