Monday, October 15, 2012
Todos serán buenos niños
Uno de los valores fundamentales que nos enseñan desde pequeños es la veracidad. Decir la verdad es algo positivo, padres y maestros se afanan por inculcar ese principio. Claro que, luego nos enseñan las excepciones: nunca debemos interrumpir a mamá para corregirla frente a sus amigas, aunque sepamos que no está diciendo la verdad. Sin embargo la idea se arraiga, decir la verdad siempre es característico de una persona confiable.
Así pensaba el psicólogo William Moulton Marston, considerado uno de los padres del polígrafo o detector de mentiras, al inventar la prueba de medición de la presión sanguínea sistólica para detectar los engaños de una persona. Por cierto que él es también el creador del personaje de la Mujer Maravilla, a quien curiosamente dotó de un lazo mágico que obligaba a la persona capturada a decir la verdad.
Esta también es la idea que sostiene las evaluaciones de control y confianza para los miembros de las instituciones de seguridad pública. Tomado el ejemplo de las instituciones norteamericanas, que parecen ser el modelo y aspiración de todos, aplicar el detector de mentiras a policías, peritos y ministerios públicos fue la solución para enfrentar la enorme desconfianza social a estos funcionarios.
Hasta donde es de mi conocimiento, el primer Director de la Policía Ministerial de Sinaloa en someterse a exámenes de control de confianza fue el coronel Jesús Collazo Pérez en 1999, quien al cumplir su encargo fue detenido por la Delegación de la PGR en el estado y puesto en libertad. Camino inverso al seguido por el último director evaluado, el comandante Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, quien fue consignado por la PGR y el proceso terminó sin su condena, posteriormente a lo cual, “Chuy Toño” tras una breve asesoría fue designado por segunda ocasión titular de la Policía Ministerial por el gobernador López Valdez.
Contrario a lo que muchos piensan, las evaluaciones de control y confianza no se limitan al “detector de mentiras”, además del polígrafo incluyen la aplicación de tests psicométricos, entrevista psicológica, evaluación de entorno patrimonial, exámenes químicos y revisiones médicas. Si se falla en alguna de estas etapas, el resultado será “no apto” o “no aprobado”.
El 28 de noviembre de 2008, el Consejo Nacional de Seguridad Pública aprobó el Modelo Nacional de Evaluación y Control de Confianza, que contiene los criterios mínimos, procedimientos, protocolos de actuación y políticas de operación de todos los centros de evaluación en el país. Para vigilar el cumplimiento de este Modelo, existe el Centro Nacional de Certificación y Acreditación.
El Centro ha establecido entre otros, el criterio de que los titulares de las instituciones de la adscripción del evaluado serán responsables de dar seguimiento a las restricciones, observaciones o recomendaciones emitidas por los centros de evaluación al personal de instituciones de seguridad pública que obtenga resultados de “Aprobado”.
Esto significa que, aunque una persona sea aprobada, el centro que la evalúa puede restringir el resultado y establecer que es apto para cumplir sus funciones actuales pero no debe ser promovido, e incluso, que no debe manejar recursos, información confidencial o armas, recomendando una nueva evaluación en meses posteriores.
En conclusión, ni los aprobados gozan de la plena confianza por siempre. Como todo examen, el proceso evalúa las condiciones de confiabilidad en un momento dado y tales circunstancias pueden cambiar al siguiente momento. No es sencillo mantener la esperanza firme que se tiene de alguien.
Por lo pronto, de acuerdo con la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, para el primero de enero de 2013, todos los elementos pertenecientes a las instituciones de seguridad pública del país deben estar evaluados. Y los mandos que ya fueron examinados, si el nuevo gobierno federal así lo decide, tendrán que ser sometidos de nuevo a evaluación, ya que la vigencia de los exámenes no es por todo un sexenio.
Así, todos los evaluados que aprueben serán, al menos por un tiempo, “niños buenos”, incluyendo a “Chuy Toño”.
Labels: Centro Nacional de Certificación y Acreditación, Control y confianza, Modelo Nacional de Evaluación y Control de Confianza