Tuesday, November 19, 2013
El tramo Ystad - Culiacán
“¿Cómo habían
podido llegar al punto de que el fundamento
de la democracia
se viese amenazado por un sistema de
justicia
deficitario?”
No sé si te haya pasado esto o no
paisano, a mí sí. Cuando inventaron el término ese de países del “tercer
mundo”, odiaba que lo aplicaran en referencia a México. Me parecía y me sigue
pareciendo que es un término despectivo, pariente de otros como “república
bananera” o “países subdesarrollados”. A pesar de la utilidad que aleguen
quienes los acuñaron o emplean, no dejan de hacer referencia al fracaso de esas
naciones a las cuales se les aplican tales etiquetas. Y nadie quiere vivir en
un país fracasado.
Su contrapartida, la otra cara de la
moneda, son los países exitosos, a los que debemos admirar y seguir como
ejemplo, las naciones del “primer mundo”. Aquellas en las que impera el orden,
la justicia, el desarrollo, y por consecuencia, la felicidad. Al significar
éxito, se supone debemos imitarlos y replicar aquello que hayan hecho para
ocupar su sitio en el susodicho “primer mundo”.
En medio de ambas categorías quedaban
los países del “segundo mundo” de los cuáles nadie hablaba y que según uno de
mis profesores de secundaria, eran las naciones socialistas. A diferencia del
jamón del sándwich, que es lo más cotizado del emparedado, en los mundos
ordinales los polos son los que atraen la atención. De manera tal que, tras la
caída del Muro de Berlín, sobrevivieron las expresiones “primer mundo” y “tercer
mundo”.
Si queremos buscar ejemplos de ambos
extremos, bien podemos decir, pese a mis reticencias, que México es un país del
“tercer mundo” y Suecia es un estado del “primer mundo”. ¿No estás de acuerdo
paisano? El informe de 2013 del Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo establece que, conforme al índice de desarrollo humano, Suecia
alcanzó el 8° lugar, mientras que México descendió al 61° puesto.
En pocas palabras, el desarrollo humano
puede concebirse como una forma de medir la calidad de vida de las personas
dentro de la comunidad en la cual se desenvuelven. Y en el ejemplo que citamos,
entre Suecia y México existen cincuenta y tres escalones de diferencia. Como
dijo uno de los caza-fantasmas “that´s a big twinkie”.
¿Más ejemplos? En entrevista con Carmen
Aristegui el pasado 13 de noviembre, la jefa de la policía de Estocolmo, Carin Götlab, aseguró que en su país
se resuelven el 90% de los asesinatos. De profesión educadora de nivel
preescolar, reveló que en el combate a la violencia buscó la ayuda de escuelas
y profesores. ¿Y nosotros paisano? Pues ya sabes, también con el 90% de
impunidad, Labastida dixit.
De hecho, Suecia ha visto reducir el
número de sus reos de tal manera que ha decidido cerrar cuatro cárceles y un
centro de prisión. El jefe de la cárcel de Suecia y encargado de los Servicios
de Libertad Condicional, Nils Öberg, destacó que han visto una caída fuera de
lo común en el número de reclusos, lo que permite la oportunidad de cerrar una parte de nuestra infraestructura
que no necesitamos en este momento. ¿Y nosotros paisana? Invitamos a la
iniciativa privada al negocio de la construcción de cárceles ya que, desde el
año pasado se anunciaba iban a incorporarse ocho nuevos penales federales.
Al sur de Suecia, a pocos kilómetros de
Dinamarca por vía marítima, se encuentra la ciudad de Ystad en la provincia de
Escania, famosa por su equipo de balonmano, el Ystad IF, y por ser el lugar
donde vive el inspector Kurt Wallander, personaje del escritor Henning Mankell.
¿Y nosotros? En Culiacán vivimos al noroeste de nuestro país, famosos por
nuestro equipo de beisbol, los Tomateros, y por ser el lugar donde vive el
detective Edgar Mendieta, personaje del escritor Élmer Mendoza. Leer a ambos
autores nos revela en qué consiste esa distancia de cincuenta y tres lugares
entre Suecia y México en cuanto a desarrollo humano.
Cerrar esa brecha significa poner en
marcha un esfuerzo sin igual, tal vez equivalente en dificultades y recursos a
la construcción de un camino que conecte a las dos ciudades. La tarea parece un
despropósito, pero si no empezamos hoy corremos el riesgo de ser un estado
gomero, tomatero, maromero, malovero.
¿Tú qué quieres ser paisano, constructor
o bananero?
Labels: Culiacán, Edgar Mendieta, Élmer Mendoza, Henning Mankell, Kurt Wallander, Primer Mundo, República Bananera, Tercer Mundo, Ystad