Wednesday, November 13, 2013
La ciudad interrumpida
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Inundación en Culiacán. Puente Cañedo 1917 |
Días
de un futuro pasado.
En un esfuerzo conjunto entre el Museo Británico y la Universidad de
Pennsylvania, un equipo de arqueólogos encabezado por Sir Leonard Woolley, se
organizó con el objeto de efectuar una serie de excavaciones que arrojaran
luces sobre la historia y monumentos de la ciudad enterrada. He aquí el
recuento fragmentario de sus hallazgos en el registro de sus investigaciones.
Entrada 1: “Durante las temporadas de
…27-8 y …28-9 nuestro trabajo en el cementerio prehistórico consistió en la
excavación de un inmenso hoyo de unos 60 metros de unos 60 metros de longitud y
de 9 a 12 metros de profundidad.”
Entrada 2: “Se dio más profundidad a los
pozos y de pronto cambió el carácter del terreno. En lugar de los restos de
objetos de alfarería estratificados y de los materiales de desecho, nos
encontramos con arcilla perfectamente
limpia y uniforme, cuya contextura indicaba que había sido depositada allí por
agua.”
Entrada 3: “Entonces, tan repentinamente
como como había empezado, se acabó esta arcilla limpia, y de nuevo nos
encontramos con capas de residuos mezclados con utensilios de piedra, trozos
del pedernal del cual se labraban las herramientas, y objetos de alfarería.”
Entrada 4: “El lecho de arcilla
depositado por las aguas sobre la pendiente del montículo, que se extendía
desde la ciudad hasta el arroyo o canal en el extremo nordeste, sólo podía ser
el resultado de una gran inundación. Ningún otro agente podía explicar esto.”
Entrada 5: “Dos metros y medio de
sedimentos significan una profundidad del agua muy grande, y la inundación que
los depositó debió de ser de una magnitud sin paralelo en la historia local.”
Los extractos anteriores son auténticos
y se refieren a la expedición realizada en el sur de Irak entre los años de
1922 y 1929, que tuvo como base de operaciones la ciudad sumeria de Ur. Entre
otros muchos aportes, estos trabajos descubrieron la existencia de una extensa inundación
hace dos mil quinientos años antes de Cristo, que afectó una superficie de 650
km de largo por 150 km de ancho, y que probablemente diera origen a la leyenda
sumeria del Diluvio en la cual está basada la historia bíblica.
Reflejos
cuánticos.
Nadie sabe qué pudo haber pasado si las cosas hubieran sido diferentes el 19 de
septiembre. Sólo alcanzamos a adivinar. Si los avisos hubieran sido más
oportunos, si se hubiesen tomado en serio, si los énfasis pudieron ser más
claros, si tuviéramos una real cultura de seguridad frente a las emergencias.
Pero eso no fue lo que ocurrió. Ese día diluvió. Culiacán, Navolato, Angostura,
Mocorito y Salvador Alvarado recibieron el impacto del huracán “Manuel”. Las
rutinas diarias se vieron alteradas cuando nuestras ciudades, pueblos y ranchos
se paralizaron por la lluvia y las inundaciones.
A la distancia las tragedias se viven sin
el riesgo inminente de quienes las padecen, pero con mayor angustia al no poder
actuar, al carecer de noticias de nuestros familiares y amigos. Hace una
semana, los teléfonos y Facebook fueron los medios para enterarnos de lo que en
verdad estaba ocurriendo y para dar seguimiento constante al estado de cosas.
La televisión estaba enfocada en otros estados que también padecían sus propios
dramas.
Después vino el intercambio de
experiencias e historias sobre las personas que conocemos y que compartimos los
sinaloenses en el exilio. ¿Cómo están tus papás? ¿Qué le pasó a tu casa? ¿Supiste
lo de Valle Alto? ¿Se inundó la Campiña? Así nos enteramos de los amigos cuyos
domicilios fueron invadidos por el agua y perdieron gran parte de sus muebles,
vimos las fotografías que daban cuenta de la magnitud del desastre, observamos
los tenebrosos videos de las víctimas fatales.
Repuestos de la sorpresa, frente al
dolor de nuestra gente, muchos de nosotros decidimos reaccionar y empezamos a
conectarnos, en muchos casos sin conocernos, para recabar ayuda y enviarla a la
tierra donde nuestros respectivos ombligos están enterrados. En muchos casos
los donantes están muy preocupados por asegurarse de que la ayuda que recaudaron
realmente llegue a Sinaloa y no se desvíe hacia otros lados al transitar por
los laberintos de la burocracia. No podemos hacer menos, el ejemplo de todos
los voluntarios que ofrecieron su esfuerzo para ayudar a los demás, en
particular los jóvenes, es alentador. Bueno, ¡hasta el Ñacas y el Tacuachi
pusieron su centro de acopio!
A la distancia paisano, desde acá
paisana, les digo, no están solos.
Labels: Culiacán, Diluvio, Huracán Manuel, Inudación, Ur