Monday, October 15, 2012

 

Los Fantasmas de la ENVIPE

El 27 de septiembre, el INEGI dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2012 (ENVIPE). De acuerdo con dicha institución, el propósito de la ENVIPE es recabar información a nivel nacional y por entidad federativa sobre el fenómeno de la victimización delictiva durante 2011 y la percepción social respecto de la seguridad pública y el desempeño de las autoridades, así como proporcionar elementos a los diferentes órdenes de gobierno que sirvan de apoyo en los procesos de política pública. Respecto de la victimización delictiva, la encuesta calcula que en 2011 en todo México, el 24.5% de la población de 18 años y más fue víctima de algún delito, lo cual representa un volumen similar al del año 2010. Y por lo que hace a los delitos cometidos en el país, la ENVIPE arroja que en 2011 ocurrieron 29.4 ilícitos por cada cien mil habitantes, tasa equiparable a la del año 2010. A diferencia de entidades como Michoacán, Guanajuato, Colima o el estado de México, Sinaloa registró menos víctimas durante 2011 en comparación con 2010. Pero el porcentaje de disminución no se encuentra entre los más amplios, como los pertenecientes a Yucatán, Tabasco y Aguascalientes. Circunstancia similar se presenta en el comparativo de las tasas de delitos por cada cien mil habitantes, que para Sinaloa en 2011 representa una disminución del 13.1%, tendencia positiva que, sin embargo, está alejada del decremento del 33.4% registrado por Tabasco, o del 55.6% de Aguascalientes y del 56.9% de Yucatán. La ENVIPE estima que para 2011 la Cifra Negra a nivel nacional, es decir, el número de delitos que no se denuncia o en los cuales no se inicia una investigación formal, alcanzó el 91.6%, cuatro décimas menos que en 2010. En materia de denuncia, la encuesta encontró que del total de delitos cometidos en el país, sólo el 12.8% fue denunciado durante 2011. Y de ésta última cifra, sólo en el 65.5% de los casos se inició una averiguación previa. Entre los motivos principales para no presentar una denuncia, las personas entrevistadas refirieron la pérdida de tiempo y la desconfianza en las autoridades. A primera vista, los datos parecen confirmar las más pesimistas de las opiniones que se expresan en diversos medios: vivimos en el país de la impunidad. Y eso nos causa una enorme molestia, al menos la impunidad ajena, porque evitar recibir una multa de tránsito lo platicamos como si fuera un logro digno de imitarse. El problema es que la propia encuesta nos dice que en la impunidad participamos todos. Por la causa que ustedes quieran, pero no denunciamos todo lo que consideramos es un delito que nos afecta. Con ello impedimos que la autoridad conozca del asunto y saboteamos nuestro ánimo de castigar al responsable. Todo por la tardanza y la desconfianza, a menos que existan otros factores que la encuesta no considere, como el hecho de la conformidad cultural en función de la levedad del daño causado. Y no me refiero simplemente al chofer de ruta urbana que le roban los 150 pesos que ha acumulado a lo largo de la ruta, sino también a quien choca levemente con otro auto al salir de su lugar en el estacionamiento del supermercado y considera que no es razón suficiente para asumir su responsabilidad. Claro que la no denuncia se alimenta, en gran parte, de la desconfianza. Esa desconfianza en la autoridad que transmitimos casi genéticamente, está tan arraigada como la publicitación de las pifias de policías, ministerios públicos, procuradores, peritos y jueces. La nuestra es una desconfianza con linaje histórico, en ella se suman los abusos contra los estudiantes del 68, la apatía e injusticias en los casos Campo Algodonero, Aguas Blancas o Ayotzinapa. Sentimiento que se alimenta con cada suceso que da cuenta de la mala actuación de las autoridades. Pero dicha desconfianza es bilateral. El ciudadano desconfía del policía, pero el policía también desconfía del ciudadano. Tal vez por ello, los porcentajes tan altos de percepción de corrupción en las instituciones de seguridad pública del país que refleja la encuesta: 83.1 para la Policía de Tránsito, 71.6 para la Policía Municipal, 69.7 para la Policía Ministerial. Sólo que no debemos olvidar que, en la percepción influyen muchos actos de corrupción en los cuales el ciudadano ofrece o entrega dinero que el agente pide o acepta Como no podría ser de otra manera, la ENVIPE nos dice cómo somos. Nos devuelve un retrato no sólo de las autoridades, sino de todos nosotros en conjunto. Como decía la presentación del programa de televisión Millennium de Chris Carter, “this is who we are” (esto es quienes somos).

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